Tratamiento para
procesionaria

La procesionaria del pino ( Thaumetopoea pityocampa) es un lepidóptero perteneciente a la familia Thaumetopoeidae,
un insecto que abunda en bosques de pinos de Europa, Asia y el norte de África, aunque también ha sido introducida en algunas zonas de América del Sur.

En España está considerada como el insecto defoliador (que provoca la caída artificial de las hojas de los árboles) más importante de los pinares, y aunque puede alimentarse de todas las especies de los géneros Pinus, Cedrus y Abies, prefieren los pinos como el pino laricio (Pinu nigra).

Las larvas de la oruga procesionaria se apiñan durante el invierno a los bolsones que penden de los árboles y, según se acerca el mes de febrero, llega la época en la que no es raro levantar la mirada hacia las copas de los grandes pinares buscando los característicos nidos blancos de la oruga procesionaria del pino, sobre todo entre aquellas personas que pasean con niños o perros.

Algo que normalmente ocurría sobre los meses de abril y mayo, la bajada de la oruga procesionaria de las copas de los pinos, se está adelantando debido a las suaves temperaturas de los últimos inviernos por el cambio climático. Es ya algo característico de estos meses ver largas hileras de estas llamativas orugas, en su marcha anual para buscar un lugar donde enterrarse y empezar su metamorfosis.

¿Plaga forestal o riesgo para la salud pública?

Las orugas (larvas) están cubiertas de pelos urticantes que se desprenden y flotan en el aire, por lo que pueden provocar irritación en oídos, nariz y garganta en los seres humanos, así como intensas reacciones alérgicas. La sustancia que le confiere esta capacidad urticante es una toxina termolábil denominada Thaumatopina.

Aun cuando las poblaciones de Thaumetopoea pityocampa alcanzan niveles muy elevados y son capaces de defoliar los árboles de forma intensa, sus riesgos como plaga forestal suelen reducirse a aminorar el crecimiento de los pinos. En aquellos lugares con un fuerte estrés hídrico, estas defoliaciones pueden ser muy poco relevantes, teniendo en cuenta el nivel de crecimiento impuesto por el clima. En los años en los que las poblaciones son elevadas, las defoliaciones pueden afectar a la totalidad de la masa foliar, aunque el árbol no llega a morir. Sin embargo, sí constituyen un peligro si la procesionaria afecta año tras año a los mismos árboles.

Además de su impacto en los bosques, la procesionaria suele ser tenida en cuenta como un problema de salud pública porque representa un peligro para niños y animales que se encuentren en zonas donde habitan las orugas.

Para los niños, el riesgo de entrar en contacto con las esporas de la oruga puede traducirse en sufrir una urticaria, pero en los perros puede llegar a ser algo mortal en caso de inflamar las vías respiratorias.

TRATAMIENTOS PARA EL CONTROL DE LAS PLAGAS DE PROCESIONARIA

Existen varias técnicas para la lucha contra la procesionaria. En cada caso se utilizarán los medios más adecuados
a cada caso.

Se utilizan medios físicos, químicos y biológicos, como las trampas de feromonas para capturar a los machos adultos,
que reducen las posibilidades de reproducción y por tanto las poblaciones. Los medios físicos pasan por la eliminación
de los bolsones: cuando las orugas están dentro, estos se cortan, apilan e incineran.

Otro método consiste en una inyección que se aplica directamente en el tronco del pino y que permite la administración de dicha solución por vía intravascular, consiguiendo así que la plaga que está intentando alimentarse del pino se vea
afectada por ese producto.

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